Se podría decir que el tango nació con vocación universal, uniendo a los seres de vida nocturna de todas partes, y no nos estamos refiriendo a los vampiros, que están tan de moda, sino la gente de la noche con música, copas y compañía de alquiler.
Uno de los tangos por excelencia es “Fumando espero”. Un tango que compusieron en 1922 dos catalanes para una revista teatral que pasó sin pena y sin gloria titulada “La nueva España”. Felix Garzo fue el responsable de la letra y Joan Viladomat i Masanas de la música.
La primera en grabarlo fue Ramoncita Rovira, que lo hizo para RCA Victor en 1926, y pese a que más de una vez fue interpretado por hombres, fueron las mujeres, Tania en Argentina y Sarita Montiel en España, quienes rescataron mejor su esencia.
¿Esencia? Sí, el corazón de unos años locos donde casi todo estaba permitido, y una mujer se ensoñaba fumando un “egipcio”, que con seguridad contenía varias sustancias hoy prohibidas, además del tabaco, mientras esperaba a su amante. Esto no resulta extraño si recordamos que Viladomat también es autor de un tango para el teatro que se tituló “El tango de la Cocaína”.
Lo curioso es que este tango catalán llegó a Buenos Aires de la mano de un conjunto llamado “The Mexicans”, del que formaba parte la toledana Ana Luciano Divis. Ella, que al fin fue muy conocida como Tania, y el gran amor de Discepolìn, lo convirtió en un éxito que habría de grabar medio mundo.
Joan Viladomat i Masanas, no fue el único catalán vinculado a la música argentina, tal vez el antecedente más sea Blas Parera, autor de la música del Himno Nacional argentino.
En la foto, el mítico bailarín de aquellos tiempos, nacido como Ovidio José Bianquet, “Benito”, y apodado El Cachafaz.
Por Juan Bermúdez Nogoyá.
Por Juan Bermúdez Nogoyá.
RECOMENDACIONES: “Siete maneras de matar a un gato”
Una novela para quedar enganchado desde la primera página: “Siete maneras de matar a un gato”, del argentino residente en Barcelona Matías Néspolo. Editada por Los Libros del Lince, nos lleva al duro mundo de las “villas miseria” bonaerenses, de la mano de una historia con protagonistas muy jóvenes, adolescentes que dejaron de ser niños casi en la cuna.
Con un lenguaje que tiene muchos registros, seguramente porque una de las pasiones de Néspolo es la poesía, recrea el lunfardo de hoy, y situaciones que son tan crueles como la vida misma.
Esta novela ha sido elegida como finalista del premio internacional Memorial Silverio Cañada, de la Semana Negra de Gijón. Hay que decir que concursan novelas editadas durante 2009, escrita originalmente en castellano, de cualquier parte del mundo donde se practique este idioma. Lo que quiere decir que para ser finalista muchas, muchas otras novelas quedaron en el camino. En una próxima edición de Aquí- punto de encuentro argentino, le haremos una entrevista para saber quién es y cómo vive.
Para más información pinche aquí.
La leí hace unos meses y me soprendió porque no me esperaba una cosa así. Me parece una novela muy recomendable, a pesar de que es una historia bastante dura... Pero ante todo contada de manera honesta y eso me gustó. Otra que leí hace poco es "La mitad mejor" de Marcos Herrera publicada en 451, de temática similar pero en otro estilo, que me parece que también vale la pena entrarle...
ResponderEliminarNéspolo es además un excepcional periodista literario. Es una buena noticia que ahora se largue con una novela. Creo que es estos tipos hay una muy interesante generación.
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