lunes, 26 de julio de 2010

HISTORIAS DE VIDA: HORACIO ELENA

Horacio Elena vive desde hace años en Sitges, ciudad que en un momento se vio llena de argentinos con pinceles y plumas en las manos. Su obra es amplia, y abarca desde la ilustración de libros para editoriales hasta la escultura. Las fotos son de Ramiro Elena, uno de sus hijos españoles. Abusando de su amabilidad, Aquí. punto de encuentro argentino le hizo esta entrevista.

AQUIPEA-Usted es bonaerense, como las cotorras que se han adueñado de Barcelona y pronto de toda Cataluña. Allá lejos y hace tiempo, era parte del “Grupo Sí”, tal vez el grupo de creadores más interesante que dio la ciudad de La Plata en los 60. ¿Por qué cambió la paleta por las maletas? ¿Qué año corría y cuál era el horizonte hacia el que partía?
HORACIO ELENA-Las cotorras me visitan a diario y pese al “follón” que producen, no puedo dejar de recordar los loros de Inodoro Pereyra y las acepto con simpatía. En realidad nunca cambié la paleta por las maletas, me la llevé junto con mis pinceles y creo que eso me salvó de varias situaciones difíciles. La primera vez que salí de Argentina fue en 1963, tenía 22 añitos y como la línea del horizonte a esas edades no existe, la idea era viajar, conocer gente y lugares. Fue un viaje de poco mas de dos años a través de casi todo Brasil y Perú, a donde llegamos remontando el Amazonas. En Brasil nos pilló el golpe contra Joan Goulart, expuse en Bahía (donde vivimos la mayor parte del tiempo) y Manaus. Aún conservo amigos de aquellos años. Años muy decisivos en mi vida.

-Artista plástico, dibujante, escultor e ilustrador, para citar sólo una parte de su vinculación con el arte, también tuvo un tiempo de “vaga mundos”. ¿Recuerda cuando en Perú salía a pescar sardinas? Duro el oficio de pescador ¿no?
-Más que duro, durísimo. Cuando llegué a Lima no me quedó más remedio que salir a pescar. Embarcaciones de 11 tripulantes, sin radio, radar ni mecánico. Quedarse varado en alta mar, como nos pasó una vez, era en aquella época, palabras mayores. Te jugabas la vida a diario y lo peor es que era solo por el sustento.

-Dicen que viajar enseña. De todo lo que enseña ¿qué fue lo que aprendió para no olvidar?
-Aprender a respetar los países y sus gentes adonde uno se radica.
Guardar la maleta de los recuerdos en el ropero porque sino no es posible integrarse plenamente. Y sobre todo, ser agradecido. Saber reconocer y agradecer las puertas y corazones que se te han abierto a lo largo de todos estos años de convivencia. Y también, saber retribuirlo.

-Todos los caminos conducen a Roma, pero tal parece que su Roma estaba en Sitges. ¿Qué lo trajo a España? ¿Qué lo ató a Sitges?
-A España me trajo una exposición y una beca en el Museo del Prado. Aunque en realidad esa fue la excusa, mucho tiempo antes ya estaban las ganas de visitar Europa. Una noche de agosto, cuando me disponía a brindar con cava por mi cumpleaños en una furgoneta en la que vivíamos, comenzaron los fuegos artificiales celebrando la “Festa Major” de Sitges. En ese momento comprendí que este era mi pueblo y que había llegado la hora de echar raíces.

-Hablando de cosas serias: Usted vivió el franquismo aquí y una sucesión de dictadores allá, en simultánea. ¿Pensaba, como Discépolo, que el mundo sería una porquería en el 2000 también?
-Me considero un hombre con suerte. Supe elegir a mi compañera. Me fui de Argentina en el 69, no tuve que salir ni por “pelas” ni por “piernas”. Fue una decisión totalmente libre y por lo tanto, sana. Esto no creó motivos de resentimiento ni de nostalgias, y creo que es por estas razones que me ha sido fácil integrarme en esta tierra. Respecto a Discépolo, para mi el 2000 siempre fue cosa de Julio Verne, representaba el “futuro” y estar hoy en el 2010, a veces, me cuesta creerlo. Siempre creí que el mundo era perfectible, creí en el comunismo, luego en el socialismo en España… pero me niego, aun hoy, a pensar que el mundo es una porquería. Todos esos granitos de arena que fueron mis libros y mis obras, fueron creadas, conciente o inconscientemente con esa intención. Negar la posibilidad de una mejora sería, de alguna manera negar la obra que he hecho y por lo tanto a mi mismo.

-¿Alguna vez se dijo, cuando las cosas no salían, que el Río de la Plata y las barrosas aguas de Berisso eran más lindas que el Mediterráneo?
-(Ríe) ¡Nunca! Cada vez que abro las puertas de mi balcón y miro el mar no puedo menos que emocionarme, pese a llevar ya 33 años haciéndolo cada día.

-Javier Villafañe, maestro de titiriteros, narraba que el Ángel de la Guarda de los titiriteros era el más vago y atorrante del Paraíso. Parece que la “atorrancia” y cierto espíritu infantil incurable son propios del oficio. ¿Cómo es el ángel de los que ilustran libros para niños? ¿Tiene el corazón dulce y coloreado como un pirulí?
-He tenido el honor de conocer a Javier y de tomar no pocos vinos con él en la época del Grupo Sí. Me apena a veces no creer ni en dioses ni ángeles pues me gusta esta imagen de “corazón dulce y coloreado como un pirulí”. Si, si tuviera un ángel de la guarda sería así, pero en lugar de alas llevaría dos brochas gigantes pegadas a la espalda.

-Para llegar a lo que sea hace falta talento, mucho trabajo y un empecinamiento de burro. ¿Un consejo para los jóvenes dibujantes que quieren ganarse el mundo con los “dibujitos”?
-Hoy día ganarse el día a día con la ilustración esta difícil. Cada vez hay mas ilustradores con lo que la competitividad sumada a la falta de trabajo y a la bajada de precios lo hacen así. No obstante, mantener la profesionalidad por encima de todo, ser honestos, respetar a los colegas y asociarse con el resto, creo que pueden ser las bases para un buen comienzo.

-Lalo Painceira escribió que usted y los de aquel mítico Grupo Sí, que sembró el mundo de artistas, podían decir como Anibal Tróilo: “¿cómo voy a volver al barrio, sin nunca me fuí?” ¿Extraña aquellos tiempos y parajes?
-Sí, de tanto en tanto me dan “ramalazos” y trato de volver cada año para caminar las calles de La Plata como solía hacerlo en compañía de viejos amigos. Muchos ya no están pero por suerte con otros cuando me los encuentro sucede como con aquella frase: “decíamos ayer…”

-Confiese su manera secreta de ser argentino. ¿Toma mate solo y le cuenta sus penas? ¿Se pierde por meter la cuchara en el tarro del dulce de leche? ¿Escucha radios de Argentina? ¿Cuando lo atacan los tigres de la “malaria” se acuerda la letra de algún tango?
-De tanto en tanto tomo mate, pero no más que té. El dulce de leche desde que el tarro dejó de ser de cartón y es de cristal, ya no es lo mismo. En cuanto a las radios argentinas, después de 40 años de estar ausente, cuesta saber de quien están hablando, seguir sus historias… Me gusta escuchar tangos, me emociono cuando escucho Toda Mi Vida de Troilo/Contursi o cualquiera de Piazzolla, pero mis tigres están en el zoo, bien encerraditos.

Para saber más sobre Horacio Elena pinche aquí, y también aquí.


jueves, 22 de julio de 2010

Virgenes, villas y travestis: Gabriela Cabezón Cámara

Gabriela Cabezón Cámara, tal vez porque tiene esa cosa inquieta de los buenos periodistas, cuando se lanza no para. Con una sonrisa, sin agresividad, pero con la terquedad de la gota china, no para.
Aterrizó en España como finalista del premio Silverio Cañada de la Semana Negra de Gijón, pero antes estuvo en Madrid, después estuvo en Madrid, y al fin arribó a Barcelona, donde Aquí. punto de encuentro argentino, en un esfuerzo de producción, le prestó una bicicleta para que se diera el gusto de recorrerla y sumergirse en un asombro gozoso.
Vale recordar que en Buenos Aires se edita la revista “Barcelona- una solución europea para los problemas de los argentinos”, un acto de ironía que tiene su correlato en la masa de argentinos que andan por aquí en busca de su destino. Del suyo o de uno cualquiera que alimente las ganas de vivir.
Cuando se pudo bajar de la bicicleta, con una sonrisa de no creer la belleza de Barcelona, Aquí. punto de encuentro argentino dialogó con ella sobre su primera, pero seguramente no última novela, “La Virgen Cabeza”.

Aquipea- Su protagonista es un travesti de una villa, Cleopatra, que un día después de una paliza policial, se ilumina, milagrosamente pierde la cojera, y se convierte en portavoz de la virgen y virgen el/ella misma. ¿Cuál es su relación con las villas miseria?
Gabriela Cabezón Cámara- Nunca he vivido en una villa, ni tampoco he ido como militante, pero de chica vivía muy cerca de dos de ellas. Recuerdo que en una había una piba que, cada vez que nos cruzábamos, me agarraba a trompadas. (Ríe) Creo que ese fue mi contacto más cercano.

-En su historia, Cleopatra, voz y contacto con la Virgen Cabeza, se convierte en líder espiritual hasta de los policías de El Pozo, la villa que usted se inventa sin alejarse de la realidad. ¿El nombre de la virgen tiene algo que ver con el apelativo “cabecita negra”.
-Sí, de allí sale. Ser cabecita negra es estar al margen, y un travesti cabecita negra es el margen mismo.

-Su novela es extraña, aparte de seductora, porque al fin de cuentas narra una historia de amor en un mundo de apocalipsis.
-Hace algún tiempo empecé a trabajar con un personaje, una mujer, insertada en una empresa y en un tiempo en que el Estado ya no existía, sólo las reglas de juego de las empresas. Y esta mujer terminaba en la calle, en el desempleo y a la intemperie. Más adelante se me cambió la voz narradora y apareció Qüity, una periodista desencantada, que se siente atraída por esa extraña disonancia de una travesti profeta, que siembra esperanza entre los que están peor.

-Una travesti que admira sin límites a Susana Jiménez.
-Más, quisiera ser como Susana Jiménez, pero los hechos la llevan a ser más que la diva de la tele. Es la voz de la virgen.

-En su mundo narrativo se diluyen todos los límites. Como si de golpe hubieran caducado todas las reglas de juego. La pregunta es obvia: ¿la crisis económica y de valores que atropelló a Argentina en los últimos decenios tuvo algo que ver?
-Todo. Soy un producto de esa realidad. Una realidad donde nada se queda quieto y se pone en cuestión el orden social, las relaciones de pareja, el sexo, todo.

-Sin embargo, pese al Apocalipsis, La Virgen Cabeza es una novela optimista. ¿Utópica?
-¿Por qué no creer en la utopía? (sonríe) Tal vez allí esté la respuesta que un mundo liberal se ocupa de negar. Mis personajes, Qüity y Cleopatra, de alguna manera, se redimen en el amor. A veces uno se pregunta si queda algo más.

“La Virgen Cabeza”, editada por Eterna Cadencia, es un buen ejemplo de la nueva literatura argentina, escrita, en muchos casos, como el de Gabriela Cabezón Cámara, periodista de tiempo completo, en los ratos que la vida nos deja libres.
Cuando se despidió de Aquí. punto de encuentro argentino, partía cargada de mochilas hacia las playitas del Garraf, en busca de sol y tranquilidad para leer en la arena. Ya sabe que cuando regrese a Barcelona tiene una bicicleta a su disposición.
Para saber algo más, pinche aquí.


lunes, 19 de julio de 2010

SANGRE JOVEN Y JAVIER SINAY

Javier Sinay, 30 años, argentino, todavía no tuvo tiempo de enmarcar el diploma que lo acredita como ganador del premio internacional “Rodolfo Walsh”, que otorgó hace pocos días la Semana Negra de Gijón en su edición 2010. Tal vez porque, como dijo cuando supo que lo habían premiado, la “última vez que estuvo despierto fue en el aeropuerto de Buenos Aires, porque el resto es como un sueño”.
Para los que no saben de este galardón, digamos que es, junto con el “Dashiell Hammett”, que premia ficción, uno de los dos premios estrella de este festival internacional. Los candidatos, de cualquier parte del mundo de habla castellana, tienen que reunir condiciones que los acerquen a la obra de Rodolfo Walsh: trabajar sobre un hecho real, investigado, y narrado con los recursos literarios necesarios para enganchar al lector desde la primera página. Quien haya leído “Operación masacre”, sabe de qué estamos hablando.
Decíamos que Javier Sinay todavía mira con incredulidad su premio, pero no que esté dormido, porque de Gijón se movió raudo hasta Barcelona, donde tuvo un rato para charlar con Aquí. punto de encuentro argentino.

Aquipea - Su libro, “Sangre joven”, se interna en el mundo de los chicos de los barrios que, un día, como si fuera algo que cae del cielo, tienen un encuentro con la muerte, y si no son el muerto son el victimario. ¿Cómo se metió en este tema?
Sinay-  Colaboraba con Rolling Stones, la revista, cuando supe de una muerte a puñaladas en una disco. Un pibe de 17 mató a otro de 20 por celos, por disputarse una piba también de 17, a quien apodaban La Pimpollo. Esta aparición de la muerte violenta no era única, se había repetido otras veces, y me pareció que ahí había algo que contar. Por eso me propuse encontrar a los protagonistas y narrarlos en clave negra. Ese fue el origen del libro.

-¿Le costó mucho dar con los involucrados y los testigos de las casos que narra?
-No fue fácil, porque no querían hablar. Pero, como había pasado cierto tiempo de cuando eso estaba fresco y la justicia actuando, al final se prestaban a conversar, tal vez para entender qué había pasado; necesitaban hablar.

-En su libro La Pimpollo no parece tener conciencia de lo que sucedió, pero se siente culpable, aunque no lo acepta.
-Siente culpa porque su vida cambió después de eso. Pero lo terrible es que hay un ejercicio de la violencia inconsciente. Como si los muertos fueran a levantarse luego y no hubiera pasado nada. Como si fuera un juego.

-Es decir que la violencia no es una práctica elegida racionalmente, sino que se ha incorporado a sus vidas como si se colara por la ventana.
-Es así, contra lo que podría esperarse de personajes marginales, estos chicos son de barrio, con vidas más o menos estructuradas, normales. Pero un día, por un razón cualquiera, saltan la barrera y ya tenemos un muerto.

-Que le hayan dado el “Rodolfo Walsh” es como si, de alguna manera, lo compararan con aquel gran maestro. ¿Cómo se siente?
-No termino de hacerme cargo, porque Walsh era un grande, un ejemplo. Además, lo que me hace sentir más extraño es que no es un concurso donde haya “dedo” ni influencia de las editoriales. Es un jurado de colegas el que decide, entre varios libros de cualquier parte del mundo, que ese es el que les gusta y votan.
(Éste año es jurado estuvo compuesto por el argentino Raúl Argemí y los españoles Carles Quiles y Fernando Marías.)

-Como si los jugadores de fútbol lo eligieran como el mejor.
-Algo así. Todavía no puedo creérmelo.

-Esperemos que sirva para cargarle las pilas, y que los editores lo tengan más en cuenta.
-Eso espero. El mundo editorial es muy duro. Tal vez ahora reparen en lo que hago.

“Sangre joven” es una radiografía, una crónica radiográfica de esa violencia que circula entre los jóvenes, seriamente investigada y narrada con los mejores recursos de la literatura. Consigue lo que los buenos libros, conmover al lector con retratos humanos de aquellos que de una u otra manera fueron salpicados por la muerte.
Es un libro que, más allá de que lo que cuenta moviliza, está escrito con una prosa que llega al mismo tiempo a la cabeza y al corazón. Un libro imprescindible.
Porque quizás significa algo, cabe agregar este año el premio “Dashiell Hammett” también se lo llevó un argentino, Guillermo Orsi, con “Ciudad Santa”, una historia dura ambientada en Buenos Aires.
“Sangre joven”- Matar y morir antes de la adultez-, fue editado por Tusquets en su colección Andanzas.
Para saber más, pinche aquí





viernes, 16 de julio de 2010

HISTORIAS DE VIDA: LUIS LUCHI

Última parte de este encuentro con Luis Luchi, poeta.

Poesía, tango y anarquía: Entrevista a Luis Luchi. (III) 
Por Alejandro Crimi

ALLA Y ACÁ
– Qué es lo que más extrañás de Argentina?
– Extraño Buenos Aires, a la gente que no está. Cuando voy allá, busco gente de mi generación, muchos están dispersos, otros no están. Es una búsqueda que varias veces me ha desanimado. Sigo pegado a Buenos Aires y por momentos siento nostalgia.

– ¿Te llegan noticias sobre la actualidad Argentina?
– Sí, y me intereso más con las cosas que pasan allá que con las de acá. ¡Qué le vamos a hacer! Me engancho con todo lo de allá. Acá voy a las reuniones de “Retruco” y vivo el ambiente de los argentinos. He tratado de participar en casi todos los movimientos que se hacían de argentinos. Ahora ya empiezo a aflojar, será la edad o qué se yo. Pero siempre me metí en proyectos de libros y demás cosas. Los últimos libros los publiqué acá en España.

– ¿Cómo ves el país hoy?
– Una porquería. Es un país que duele.

– ¿Te gusta el tango?
– Sí, me gusta el tango. Escribí unas cuantas cosas del tango.
Tengo algunos tangos preferidos. “Milonga de mis amores”, “Mi refugio”, “Recuerdos”, de Pugliese, y unos cuantos más.
Pugliese vivía cerca de mi barrio. Yo estaba en Parque Chas y él estaba en Álvarez Thomas y El Cano. Él también era de la juventud comunista.

– ¿Cuántos hijos tenés?
– Tengo tres hijos. Uno está en Argentina con los nietos. Otro estaba acá pero se fue hace 15 días a vivir a Perú, porque se casó con una peruana. Y el otro vive aquí en Barcelona.

– ¿Extrañás el vinito argentino?
– El vino comunacho de acá es más rico que el de allá. El vino de boliche en Buenos Aires era malazo. Ahora, el vino bueno de allá es bárbaro. A veces consigo alguna botellita.

Luis estaba cansado, y se notaba que le aburría hablar de sí mismo. Apagué el grabador y terminamos la botella de vino. Se le encendió la mirada cuando le comenté que en Buenos Aires lo leían sobre todo los jóvenes. Me regaló su último libro, “Poemas y pinturas”, ilustrado por Kinoto. Para Alejandro con un fuerte abrazo. Salud y R.S.
Me invitó a ir a la presentación del libro, que se hacía en el café Montserrat al día siguiente (13/11/99). Allí leyó sus poemas frente a un público numeroso y emocionado.

Regresé a Barcelona en octubre del 2000, y a los pocos días me informaron sobre la muerte de Luchi. Entre los argentinos que conocía se hablaba mucho de Luis. Anécdotas, dichos y peripecias del poeta, cargadas de humor negro, arrabal y anarquía.
Me contaron que momentos antes de morir, con la poca energía que tenía y la voz que se le apagaba, llamó a quienes lo acompañaban para decir sus últimas palabras: Armen una banda de ladrones, dijo. Y expiró. ¿Su último poema o una broma final? No quise confirmar si ese episodio fue cierto, porque en definitiva Luchi tiene la fuerza del mito.

domingo, 11 de julio de 2010

AQUIPEA

Este espacio existe para dar a conocer su actividad, sugerir entrevistas, recordar quienes somos, o dar publicidad a lo que hace, gratis. Si quiere colaborar, como dicen los que pasan la gorra, invite a sus amigos a compartir Aquí- punto de encuentro argentino. Envíe su correo a aqui.pea@gmail.com

HISTORIAS DE VIDA: LUIS LUCHI

Luis Luchi, poeta. En Octubre, a diez años de su muerte, habrá homenajes y recordatorios, pero Aquí.punto de encuentro argentino no puede resistir la tentación de publicar lo que puede ser la última entrevista que se le hizo en vida, a fines del `99.
Alejandro Crimi nos entregó este material, que publicamos en tres entregas.

Poesía, tango y anarquía: Entrevista a Luis Luchi (II)
Por Alejandro Crimi
ENCUENTRO CON LA POESÍA
– ¿Cuando empezaste con la poesía?
– De joven, pero mi primer libro –“El obelisco y otros poemas”– apareció recién en el ‘59. Decidirse a publicar no era sencillo.

– ¿Cómo recordás el ambiente de la poesía en el ‘59, con quién estabas?
– En general me movía más en los ambientes políticos que en los poéticos. Pero igual participé de algunas cosas. Con un grupo, en el sesenta y pico, formamos una especie de editorial que se llamaba “El Matadero”. Llegamos a publicar varios libros de poesía y cuentos.
Conocí bastante gente, eran muy atorrantes, y tenía amigos como Enrique Berni o Manauta. Pero en realidad no anduve en ningún ambiente concreto, nunca me hice socio de la SADE ni nada (ríe).

– ¿Qué leías más en aquella época?
– Ensayo. Quería informarme y formarme. Leía muy variado, sin ninguna predilección especial. También leía poesía, pero menos. Conocí los autores clásicos de mi generación, los que todos leíamos, y los argentinos de Tuñón en adelante.
Ahora leo mucho más poesía. Leo en general autores argentinos.

– ¿Le dedicás mucho tiempo a la lectura en este momento?
– Sí. A veces quiero recuperar un montón de cosas que no leí, que fui dejando a un costado a través de los años.

– ¿Qué autor te ha impresionado bien últimamente?
– Especialmente ninguno.

– ¿Cómo ves a la poesía argentina actual?
– De lo que conozco, en general, no me apasiona nada. No encuentro un reflejo de cosas… Claro, yo tengo un gusto particular, que tiene que ver un poco mi forma de ser.
Hay cosas de Juan (Gelman) que antes me gustaban mucho, pero su poesía ahora ya no me gusta tanto. Pero la verdad es que no estoy al día.

– ¿Te gusta la obra de Juan L. Ortiz?
– Sí. Y lo releo de vez en cuando. Juanele me gustaba mucho.

– ¿Sabés que en Argentina se sigue escribiendo y publicando mucha poesía, a pesar de ser un “género maldito”?
– ¿Sí? Es una maravilla el país nuestro. En ese sentido es todo un logro. Acá se le da poca bola a los poetas. A los distribuidores no les interesa la poesía, las librerías no exponen bien los libros…

– ¿Te planificás para escribir o sos caótico?
– Soy caótico. La cuestión es sentarse, pero no proyecto. Están las ideas que flotan… pero eso de ir a sentarse todos los días a tal hora para escribir, para mí no va.

– ¿Qué lugar ocupa hoy la poesía en tu vida?
– Para mí la poesía es prácticamente esencial. Es el objetivo de mi vida. Desde hace muchos años es algo central para mí. Es lo único que tengo. Siempre estoy juntando papelitos.

– ¿Cuando llegaste a España?
– En enero del ‘77 me vine a España. No era algo definitivo. Me fui con la idea de volver a la primera de cambio. Pero bueno… se amontonaron los problemas y acá estoy.

– ¿Te viniste por los problemas del país?
– Sí. Por la situación del país y todas sus circunstancias.

– ¿Qué hiciste al llegar a Barcelona?
– Cuando llegué acá pude trabajar como corrector para unas editoriales. Pero luego no me tomaba nadie.

– ¿Elegiste Barcelona por algún motivo especial?
– Bajamos del barco en Barcelona y nos quedamos. Acá se decía que los tipos que vienen sin guita, vienen en barco y se quedan en Barcelona; en cambio los que vienen en avión se quedan en Madrid. La cosa es que llegamos en barco.

– ¿Has pensado muchas veces en volver?
– Mucho… Todo el tiempo. En los primeros diez años ante cualquier cosa que pasaba pensaba en rajar. Pero claro, no podía. Quería volver pero había dificultades de toda índole. Entonces venían mis hijos para acá.

– ¿Qué hizo que no te volvieras a Buenos Aires?
– Fueron las circunstancias. Primero las circunstancias políticas, después las económicas. Después vinieron las enfermedades. Yo estaba casado y mi esposa murió acá. Eso me desanimó la vuelta, y me fui quedando, me fui quedando.
Siempre quise volver. No me pegué a Barcelona. Nunca establecí una relación directa, un contacto de vida con la gente de acá, y con los poetas tampoco. Acá siempre me moví en el ambiente argentino. Siempre llevé la carga de esa idea de volver.
Me fui quedando… no tengo otra explicación. Ahora hace 5 años que no voy a Argentina.

– ¿Qué no te gusta de Barcelona?
– El aislamiento, es lo que más siento. Es lo que más me costó y me cuesta. Ahora ya no tanto, por la edad. El otro día cumplí 78 años. Aquí hay una verdadera mitología de Barcelona, pero es muy distinta a la de Buenos Aires.
La comunicación acá es distinta. También el humor. Acá a veces tenés que explicar el doble sentido. Vas a comprar algo y decís un chiste y no te lo entienden jamás. Nuestro humor es bastante cruel.
Aquí iba a algunas lecturas de poesía, escuchaba, aplaudía y me iba. Y nadie te preguntaba nada. Hay cosas que me resultan ajenas y que tienen que ver un poco el espíritu catalán.

Para entrar en el mundo de Luis Luchi pinche aquí.
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jueves, 8 de julio de 2010

HISTORIAS DE VIDA: Luis Luchi

Luis Luchi, poeta, tal vez maldito, murió hace ya, en el próximo octubre, diez años. Habrá homenajes y recordatorios, pero Aquí.punto de encuentro argentino no puede resistir la tentación de publicar lo que puede ser la última entrevista que se le hizo en vida.
Alejandro Crimi, a quien entrevistamos hace poco, nos entregó este material, que publicaremos en tres entregas.

Poesía, tango y anarquía (I)
Por Alejandro Crimi

Amigos poetas de Buenos Aires me habían hablado con pasión de Luis Luchi (pseudónimo literario de Luis Yanischevsky; Buenos Aires, 11 de octubre de 1921 - Barcelona, 21 de octubre de 2000), me mostraron algunos de sus libros –muy ajados, con algunas manchitas de vino tinto– y me leyeron sus poemas con pausas marcadas y miradas cómplices. También me contaron historias con clima de tango, donde se mezclaba la política, el humor más cruel y los bares porteños. Así, con una impresión casi mitológica del poeta, me fui a las librerías de la calle Corrientes a buscar “El obelisco y otros poemas” o “La pasión sin Mateo”. Y nada: las editoriales más comerciales nunca se ocuparon de Luchi. Sólo me quedé con fotocopias desteñidas y anécdotas de segunda y tercera mano que terminaban en Barcelona. Por todo eso, al llegar a España en 1999, llevaba anotado el nombre de Luchi en la primera página de mi libreta.
Su teléfono me lo dieron en un restaurante, y al hablarle y escuchar su voz, recordé el tono con que me habían leído sus poemas en Avellaneda. Quedamos en vernos en su departamento de El Raval –al que algunos todavía llaman “el barrio chino”–, en la calle Nou de la Rambla a pocos metros del Paralelo, cerca de un bar y enfrente de un negocio que ofrece sexo.
La figura frágil de Luis se contrasta con una voz grave y cálida que parece venirle de muy adentro. Luego de las presentaciones pertinentes lo noto distante. ¿Qué estás haciendo en España? –me pregunta. No tengo la menor idea –le respondo. Se ríe. Ya no está distante. Trae libros, vino, queso y aceitunas.

LA MILITANCIA Y EL ANARQUISMO
– ¿Qué lugar ocupó la poesía en tu juventud?
– A la poesía la tenía en un total segundo plano. Mi ambiente era el de la militancia política.

– ¿Dónde militaste?
– Durante muchos años en la juventud comunista. Tuve en el PC una militancia firme hasta el año cincuenta y algo. Después pasaron cosas, andaba medio cabrero… Bueno, siempre tuve influencia anarquista, la llevo desde la infancia, y siempre me salía de una manera o de otra.
Luego del ‘59 ya empecé a aflojar. Me estaba alejando de algún modo, en todo sentido. Sólo le vendía libros a la editorial del Partido.

– ¿Cuál era tu trabajo?
– Era obrero gráfico y me quedé sin trabajo en el ‘50. Hubo una huelga y muchos trabajadores quedamos en la calle. Yo estaba en las listas negras.
Luego me salió un trabajo en Montevideo y me fui. Allí estuve más de un año y a la vuelta empecé a trabajar vendiendo libros. Trabajaba para dos editoriales y me ganaba la vida. La posibilidad de ser viajante me permitió conocer el país. Para mí fue una experiencia maravillosa. Buenos Aires era mi casa, pero en el interior aprendí mucho. Me metía en todos los pueblitos. Iba a Santiago del Estero, Corrientes, El Chaco, La Pampa, La Rioja, Mendoza, San Juan… Estuve unos cuantos años con eso.

– ¿Siempre tuviste afinidad con el anarquismo?
– Si. Pero no me relacioné directamente al movimiento anarquista. Iba a los actos pero no participaba.

– ¿Has conocido anarquistas españoles?
– Sí, claro. Conocí a varios. Hace un tiempo tuve una conversación con Abel Paz, en un café. El había escrito una biografía de Durruti. Discutimos sobre su libro y le conté varias cosas: La historia de Di Giovanni, de su fusilamiento y otros episodios poco conocidos. También hablamos de las actividades de Durruti en Argentina, que nunca quedaron muy claras.
– ¿Cómo ves la figura de Severino Di Giovanni?
– Bien. Yo he discutido mucho algunas prácticas de violencia, pero hay momentos en que actitudes como las de Di Giovanni son la única solución. No hay nada que hacer. Con gente como Di Giovanni los poderosos no se la llevaban de arriba. Es que para llevar una vida como la de él hay que ir a ganar, porque hay mucho dolor y tenemos demasiados sacrificados.
Cuando lo fusilaron empezó el vacío del anarquismo como fuerza gremial, y fue desplazado por el partido comunista –que estaba en crecimiento– y el socialismo. El tema de Di Giovanni y la violencia aún se sigue discutiendo, incluso dentro del anarquismo.

– ¿Cómo conociste la historia de Di Giovanni?
Con el asunto de Di Giovanni yo estaba informado por una situación muy particular. Donde trabajaba como obrero gráfico, en la calle San José, tenía un compañero que se llamaba Romero. Trabajé unos cuantos años ahí, y él me veía que yo siempre andaba con folletos y cosas raras.
Un día nos tomamos un café y me dijo “… yo no me llamo Romero; aquí no lo sabe nadie. Yo me llamo Scarfó, de apellido. Soy hermano de América Scarfó.” Y me contó muchas cosas.
América fue el gran amor de Severino, y a su otro hermano, Paulino, también lo fusilaron. Hace poco me enteré de que a América le devolvieron las cartas de Di Giovanni. Me mandaron un recorte de Buenos Aires.

CONTINUARÁ.
Si quiere sabe más sobre Severino Di Giovanni pinche aquí.


miércoles, 7 de julio de 2010

PLATAFORMA ARGENTINA CONTRA LA IMPUNIDAD-BARCELONA
Invita al homenaje a RAÚL HORACIO PREMAT, detenido desaparecido en Argentina, en el marco de la Mesa Redonda “Memoria- historia- olvido”, organizada por FEDEAR.
Intervienen Lucila Teste, de la asociación Teatro por la Identidad; Laura Kait, de la Red Umbral; Fernando Pindado, experto en participación ciudadana; y María Julia Daroqui, de la Plataforma Argentina contra la Impunidad. Modera Guillermo Vendrell, del Casal Argentino de Badalona.
La cita es el 8 a las 19 horas en Casa América Catalunya, Corsega, 299.
Para más información pinche aquí.


martes, 6 de julio de 2010

Agenda

IBEROAMÉRICA EN BARCELONA
Consolidado desde hace años, el Barcelona Festival of Song ha destinado su programación de este año al encuentro con la música iberoamericana.
Estas son sus próximas y últimas actividades, si no deciden algo mejor.

Jueves, 8 de julio
Concierto de compositores catalanes y Colombianos, a cargo de Emsemble Grup21, con la dirección de Peter Bacchus.
Peter John Bacchus - flauta, Kerstin Gidde - violín, Manuel Porta - violín, Montserrat Vallvé - viola, Joan Antoni Pich - violoncello- Patricia Caicedo, soprano, e Irene Aisemberg en piano.
La cita es en el Auditorio de la Residencia de Invetigadors C/Hospital, 64, a las 20,30 hs. Entrada libre.

Viernes 9 de julio
Concierto de Canción artística brasilera
Martha herr, soprano & Aimar Santinho en piano.
La cita es en el Auditorio de la Residencia de Invetigadors C/Hospital, 64, a las 20,30 hs. Entrada libre.

Sábado 10 de julio
Concierto de Bicentenarios- Repertorio vocal iberamericano.
Participantes del Barcelona Festival of Song.
La cita es en Palau Molina, C/Portaferrisa 1, a las 19,30, con entrada libre.
Lunes 12 de julio
Concierto de clausura  Barcelona Festival of Song de Repertorio vocal iberoamericano, con los participantes del Barcelona Festival of Song. Lugar de encuentro: Auditorio Instituto de Estudios Norteamericanos, C/ Via Augusta 123, a las 1930, con entrada libre. 
Para más información pinche aquí.


“Argentina -Catalunya tan lluny tan aprop”, organizado por lacasamarilla.org y Fedelatina, continua con sus actividades multidisciplinarias hasta el 18 de julio. Documentales sobre el sur petrolero de argentina, intervenciones creativas en la calle, conciertos, degustación de comidas criollas, casi de todo para los próximos días.
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Y CURSOS PARA BUSCARSE LA VIDA
Uno nunca sabe por dónde puede saltar la liebre en cuestiones de trabajo. A muchos nos gusta esa cosa de poner sonido, pero no sabemos lo suficiente. Bien, todos al Almazen.
Taller intensivo de tres días con Juanjo Alba: "Como conseguir una correcta sonorización en espectáculos teatrales, musicales o circenses de pequeño y mediano formato”
- Introducción a los elementos básicos de conforman la cadena de audio 
- Conocimientos físicos y comportamiento del sonido - Transductores de entrada: Micrófonos. 
- Mesas de mezclas 
- Procesadores de timbre, dinámica y efectos. 
- Transductores de salida: Altavoces y etapas de potencia. 
- Práctica de sonorización.
Fechas: 12, 13 y 14 de Julio 
Lugar: Teatro Almazen · c. Guifré 9 · Barcelona (España)
Horarios: Intensivo de tarde 17h a 21h
Matrícula: 140€ (plazas limitadas)


viernes, 2 de julio de 2010

HISTORIAS DE VIDA: ELBA PICÓ



Elba Picó nació en el porteño barrio de La Paternal. Cuando estudiaba danzas, y piano, expresión corporal, tal vez soñaba con Europa, como casi todos los de aquel lado del charco. No sabía que Barcelona la estaba esperando para adoptarla como su voz de tango. Pero, antes de llegar, había que partir. No podemos resumir su historia musical porque es imposible resumir la calidad, sólo las enumeraciones nos salvan de meter la pata. Esta es una lista de sus oficios de cantante y sus compañeros de encuentro musical: Quinteto Clave, Héctor Stamponi, con quien graba el disco “Romance y Tango”, Cátulo Castillo, Atilio Stampone, Jorge Sarraute y Esteban Rabito Vélez en “Tango a tres”, Horacio Ferrer, Barnatango, Tete Montoliu, Quinteto Araca, Marcelo Mercadante, Pablo Mainetti, etc, etc, etc...
Cuando uno se la encuentra por el Raval, comprando verdura y fruta en “Bubup”, no entiende como esa mujer pequeña, de huesos delicados, voz sin estridencias y un poco despistada, puede transformarse hasta tal punto sobre un escenario. Porque cuando canta sale la otra, la que lleva adentro, y crece de tal manera que no es posible sustraerse al embrujo.
Elba Picó, al fin, como muchos argentinos, cumplió su sueño de venir a Europa, pero por el camino más difícil. Mejor le preguntamos a ella cómo fue ese tiempo:

-¿Qué esperaba el día en que puso el pie por primera vez en Barcelona?
-Fue en diciembre de 1972, era mi  primer viaje a Europa y tenía todas las expectativas de vivir algo extraordinario, algo largamente soñado. Sin embargo, mi sensación fue la de entrar en un túnel y retroceder en el tiempo. Aún vivía Franco y aunque Barcelona era diferente a otras regiones de España, cosa que comprobé más tarde, se vivía en el ambiente y se veía en los usos un estancamiento, un temor, un ¡cuidado!

-¿Intuía que se iba a convertir en una referencia del tango en esta ciudad?
-En absoluto, yo fui la primera sorprendida. Creo que se debió a la gran necesidad de compartir con el público las emociones que ese momento  propiciaba; las mías, además,  las producía el reciente exilio. El tango estaba relegado y lo que más se escuchaba era “música sudamericana” (folclore).

-“Fumando espero” es un tango de autores catalanes de principios del siglo XX, cuando Gardel llegaba seguido a Barcelona. ¿Qué hay en el espíritu catalán que lo liga con el tango?
-Es posible que el catalán se sienta ligado a aquello que representa el tango, que es el desarraigo, el abandono, el dolor de la existencia, la soledad frente al mundo. Todo esto envuelto en una cadencia sensual como es la música del tango.

-Dicen que el tango espera. Espera a que la vida nos ponga en sintonía. ¿Cuándo descubrió que esa era su música?
-El tango me llegó, como antes me había pasado con el hecho de cantar, sin buscarlo; él me buscó a mí, él se metió en mí, por circunstancias, y se quedó. Nos necesitamos mutuamente y ya no nos separamos.

-Como cantante de tangos sus raíces siguen vivas al otro lado del mar. ¿Eso significa que es una barcelonesa a medias?
- Sí, soy barcelonesa y soy porteña, también un poco salteña. Mis primeros pinitos como cantante, cuando era una niña, los hice en LV9 Radio General Güemes de Salta, en “El Carrusel de los niños” y por entonces no cantaba tango, cantaba copla española, ¿qué tal?

-Elba Picó vive en el Raval, barrio multicultural como la misma ciudad, ¿es estimulante esa mezcla de pueblos y culturas?
-Sin duda. La multiculturalidad enriquece, no lo digo sólo yo. Las barreras, si las hay, se abren acercándose a lo desconocido con confianza.

-Usted pudo cantar con los más grandes de la generación de Piazzolla ¿Cómo ve a los treintañeros y cuarentones que ahora son primera línea?
-Creo que, como nosotros los mayores, están en la búsqueda de expresarse de la manera y con las herramientas que exigen los tiempos. Se fusionan, experimentan con nuevos sonidos, con la electrónica… Es la mejor manera de hacer que el tango no se convierta en una pieza de museo.

-¿Qué tiene el tango, que no se muere nunca?
-Lo mismo que tiene el flamenco, el rock, el jazz, el fado… no pueden morir.

-Confiese: ¿Tiene mano para las empanadas o le va mejor con la pizza?
-Para ninguna de las dos, soy comedora, pero no hacedora, no se me dan bien las masas. Lo siento.

Para saber más y escuchar a Elba Picó pinche aquí.