lunes, 19 de julio de 2010

SANGRE JOVEN Y JAVIER SINAY

Javier Sinay, 30 años, argentino, todavía no tuvo tiempo de enmarcar el diploma que lo acredita como ganador del premio internacional “Rodolfo Walsh”, que otorgó hace pocos días la Semana Negra de Gijón en su edición 2010. Tal vez porque, como dijo cuando supo que lo habían premiado, la “última vez que estuvo despierto fue en el aeropuerto de Buenos Aires, porque el resto es como un sueño”.
Para los que no saben de este galardón, digamos que es, junto con el “Dashiell Hammett”, que premia ficción, uno de los dos premios estrella de este festival internacional. Los candidatos, de cualquier parte del mundo de habla castellana, tienen que reunir condiciones que los acerquen a la obra de Rodolfo Walsh: trabajar sobre un hecho real, investigado, y narrado con los recursos literarios necesarios para enganchar al lector desde la primera página. Quien haya leído “Operación masacre”, sabe de qué estamos hablando.
Decíamos que Javier Sinay todavía mira con incredulidad su premio, pero no que esté dormido, porque de Gijón se movió raudo hasta Barcelona, donde tuvo un rato para charlar con Aquí. punto de encuentro argentino.

Aquipea - Su libro, “Sangre joven”, se interna en el mundo de los chicos de los barrios que, un día, como si fuera algo que cae del cielo, tienen un encuentro con la muerte, y si no son el muerto son el victimario. ¿Cómo se metió en este tema?
Sinay-  Colaboraba con Rolling Stones, la revista, cuando supe de una muerte a puñaladas en una disco. Un pibe de 17 mató a otro de 20 por celos, por disputarse una piba también de 17, a quien apodaban La Pimpollo. Esta aparición de la muerte violenta no era única, se había repetido otras veces, y me pareció que ahí había algo que contar. Por eso me propuse encontrar a los protagonistas y narrarlos en clave negra. Ese fue el origen del libro.

-¿Le costó mucho dar con los involucrados y los testigos de las casos que narra?
-No fue fácil, porque no querían hablar. Pero, como había pasado cierto tiempo de cuando eso estaba fresco y la justicia actuando, al final se prestaban a conversar, tal vez para entender qué había pasado; necesitaban hablar.

-En su libro La Pimpollo no parece tener conciencia de lo que sucedió, pero se siente culpable, aunque no lo acepta.
-Siente culpa porque su vida cambió después de eso. Pero lo terrible es que hay un ejercicio de la violencia inconsciente. Como si los muertos fueran a levantarse luego y no hubiera pasado nada. Como si fuera un juego.

-Es decir que la violencia no es una práctica elegida racionalmente, sino que se ha incorporado a sus vidas como si se colara por la ventana.
-Es así, contra lo que podría esperarse de personajes marginales, estos chicos son de barrio, con vidas más o menos estructuradas, normales. Pero un día, por un razón cualquiera, saltan la barrera y ya tenemos un muerto.

-Que le hayan dado el “Rodolfo Walsh” es como si, de alguna manera, lo compararan con aquel gran maestro. ¿Cómo se siente?
-No termino de hacerme cargo, porque Walsh era un grande, un ejemplo. Además, lo que me hace sentir más extraño es que no es un concurso donde haya “dedo” ni influencia de las editoriales. Es un jurado de colegas el que decide, entre varios libros de cualquier parte del mundo, que ese es el que les gusta y votan.
(Éste año es jurado estuvo compuesto por el argentino Raúl Argemí y los españoles Carles Quiles y Fernando Marías.)

-Como si los jugadores de fútbol lo eligieran como el mejor.
-Algo así. Todavía no puedo creérmelo.

-Esperemos que sirva para cargarle las pilas, y que los editores lo tengan más en cuenta.
-Eso espero. El mundo editorial es muy duro. Tal vez ahora reparen en lo que hago.

“Sangre joven” es una radiografía, una crónica radiográfica de esa violencia que circula entre los jóvenes, seriamente investigada y narrada con los mejores recursos de la literatura. Consigue lo que los buenos libros, conmover al lector con retratos humanos de aquellos que de una u otra manera fueron salpicados por la muerte.
Es un libro que, más allá de que lo que cuenta moviliza, está escrito con una prosa que llega al mismo tiempo a la cabeza y al corazón. Un libro imprescindible.
Porque quizás significa algo, cabe agregar este año el premio “Dashiell Hammett” también se lo llevó un argentino, Guillermo Orsi, con “Ciudad Santa”, una historia dura ambientada en Buenos Aires.
“Sangre joven”- Matar y morir antes de la adultez-, fue editado por Tusquets en su colección Andanzas.
Para saber más, pinche aquí





1 comentario:

  1. Recibir un premio como el Rodolfo Walsh debe ser como ponerse un cohete en el alma. (El refrán dice ponerse un cohete en el culo, pero... me da no sé qué.

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